Transformación Digital en México 2.0
Autor: Genaro García Cruz – Director General
En el mundo se vivió una revolución digital sin precedentes o también conocida como transformación digital, en parte impulsada por la pandemia del COVID – 19 buscando la manera en como mantener los negocios y a la economía activos ante la crisis. Las conexiones a Internet accesibles, confiables y seguras son cruciales para la vida y el sustento de millones de ciudadanos mexicanos. Estos desarrollos reflejan una tendencia global en la que el sector de las TIC se ha vuelto cada vez más relevante no solo para las proyecciones macroeconómicas sino también para la vida diaria.
La Transformación digital, así como el futuro de las TIC en México depende en gran medida del crecimiento en varias áreas clave como:
- Capital físico. Es necesario abordar el problema critico de lograr conectar a todas las personas a internet, se sabe que cerca del 71% de la población tiene acceso a internet, pero millones aún siguen sin tener acceso o cuentan con una conexión inestable.
- Capital Humano. Implica capacitar a los trabajadores en temas de ciberseguridad y en promover una mentalidad digital más amplia.
- Innovación Tecnológica. Para competir en una economía cada vez más digital, México necesita innovación tecnológica para crecer y escalar iniciativas en computación en la nube y datos, especialmente en la academia y el sector privado.
A medida que México continúa digitalizándose, el fuerte desarrollo de su sector de TIC será crucial para su éxito, sin embargo, incluso cuando la pandemia aceleró el ritmo de la transformación digital, México no ha logrado crear una estrategia digital nacional o una hoja de ruta clara para la política pública de TIC.
Los enfoques actuales en el sector se limitan en gran medida al programa Internet para Todos, que busca mejorar la conectividad en áreas rurales; mientras tanto, se han descuidado otros elementos necesarios de una estrategia digital nacional.
Mejorar la competitividad de las cadenas de suministro mexicanas, las plataformas de producción conjunta y la tecnología es crucial tanto desde la perspectiva de la política exterior de los EE. UU. como desde un punto de vista interno dentro de México, donde una mayor digitalización conducirá a un mayor desarrollo económico para sus ciudadanos.
México se ha beneficiado de tres décadas de integración económica con los Estados Unidos y Canadá a través del TLCAN y ahora del T-MEC. El libre comercio, combinado con la proximidad geográfica de México y el rápido crecimiento de su sector TIC durante la última década, ha convertido a México en un eslabón vital en la economía regional de América del Norte.
Hoy, México es el segundo socio comercial más grande de los Estados Unidos y recibe el 12% de las ventas totales de exportación de bienes de telecomunicaciones de los Estados Unidos, lo que lo convierte en el segundo destino de exportación más grande después de Hong Kong en esta categoría.
El futuro de las TIC en México depende de la formación de una amplia coalición de actores públicos y privados con un liderazgo enérgico. Gran parte del valor que se creará tanto en México como en América del Norte será el resultado de cambios en el ámbito digital y de tecnologías de la información. México tiene las herramientas a su disposición para aprovechar estas tendencias, pero usarlas en su máximo efecto requerirá suficiente fuerza de voluntad.
México también debe continuar avanzando en su Programa para el Desarrollo de la Industria del Software (PROSOFT). Esta iniciativa promueve la creación de centros de innovación industrial que brinden capacitación, desarrollen capital humano y fomenten la adopción de nuevas tecnologías para la seguridad digital. Tal innovación es crucial para México, no solo para protegerse mejor contra las nuevas formas de amenazas cibernéticas, sino también para avanzar en su progreso hacia convertirse en un velocista digital.
En conclusión, tres líneas principales de acción permitirán que México aproveche al máximo su futuro digital. El primero debería ser desarrollar y difundir una nueva estrategia digital nacional, el segundo la creación de una agencia de ciberseguridad propia, independiente y dirigida por ciudadanos mexicanos y finalmente, México deberá involucrar conscientemente a los actores privados y de la sociedad civil para acelerar el ritmo de su transformación digital.
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